18.7.12
http://dignitad.blogspot.com.es/2012/07/david-jou-en-el-logos-multidimensional.html
D. J. Admiro mucho a Hawking y su obra científica, pero no comparto su menosprecio y desconfianza hacia la filosofía –que, en mi opinión, desconoce abismalmente. Pero Hawking también necesita un Logos: su Logos son las leyes físicas. Sus hipotéticos universos se producen como fluctuaciones de un vacío cuántico, que es diferente de la nada. El vacío cuántico fluctúa porque así lo impone el Logos de la física cuántica. Sin ese Logos, no tendría por qué fluctuar ni dar lugar a universos. Por mi parte, no hay contradicción necesaria entre ciencia y fe. Si Dios es visto como la fuente profunda de la racionalidad –cósmica, matemática, físicoquímica, biológica, humana- descubrir más razón en el mundo no significa apartar a Dios del mundo, sino descubrir el rastro de su presencia y acción. Por otro lado, la investigación científica tiene elementos de fe: se predice una partícula, y se la busca con denuedo durante cuarenta años, hasta encontrarla, poniendo al servicio de esa búsqueda miles de físicos, invirtiendo grandes sumas de dinero. Ese esfuerzo humano y económico enorme no se haría si no se tuviera fe en la racionalidad de la naturaleza, en la eficacia de la física matemática, en nuestra capacidad de conocer el mundo. Me sigue impresionando la frase “El Logos fue el principio”: en ese Logos multidimensional yo veo también la racionalidad científica, como parte de una lógica más amplia.
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1 comentario:
D. Resulta evidente –y lógico en un poeta- que usted juegue, seduzca y provoque con las palabras. El subtítulo del libro, “De la gloria de Dios al sabotaje del universo” tiene el atractivo irresistible de un pastel expuesto en el escaparate frente a un colegio. El sabotaje. Usted habla, al menos, de tres de ellos. Me quedo con el que enuncia en primer lugar: “el uso que hemos hecho de la inteligencia, de la conciencia, de la fuerza: tanto saber sin amor, tanta riqueza sin solidaridad, tanto poder sin justicia”. ¿Es una protesta, o una propuesta?
D. J. Es tanto una protesta como una propuesta. Me preocupa una ciencia sin amor, una economía sin solidaridad. La ciencia no habla de bien y de mal, no habla de amor –salvo como hecho biológico. Por ello, me interesa una ciencia en diálogo profundo con el humanismo, con los grandes proyectos de la aventura humana. Los humanos no queremos tan sólo conocimiento: también queremos amor, sentido, felicidad. Los pensadores científicos actuales sienten curiosidad por lo que la ciencia pueda decir sobre las grandes cuestiones de la vida humana, pero tienden a creer que sólo la ciencia aclarará esas cuestiones. No creo que sea así. La ciencia es una aventura maravillosa y fructífera, pero no tengo tanta fe en ella como para afirmar que ella sea la portadora de todas las respuestas.
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